top of page

Canto blando

EXPOSICIÓN INDIVIDUAL | Espacio Valverde. 2016

sala.jpg

Canto Blando es quizá la más poética y delicada de las exposiciones de Elena Alonso y aunque retiene las runas que hacen de su trabajo un estímulo para ambos hemisferios del cerebro, apela más que nunca a la sensibilidad del espectador.

Si en los últimos trabajos de Alonso pudimos recorrer grandes templos de extrañas combinaciones en esta nueva muestra avanzamos hacia una esfera mucho más íntima y sutil.

Como siempre en cada nueva individual de Elena, emerge un nuevo terreno que forma parte de un universo reconocible, una espiral en la que cada nueva vuelta tiene la virtud de asombrar sin dejar de girar sobre un mismo eje.

Hay en Canto Blando una poética que nace de la oscuridad de la lumbre, en la que se siente el paso del tiempo, la extrañeza del hogar y la intermitente presencia de leves coordenadas de grafito que aparecen y desaparecen bajo el azaroso ruido del polvo.

Hay una permanente ambigüedad en el juego de opuestos, un contraste entre lo duro y lo blando, lo natural y lo artificial, lo técnico y lo plástico en trabajos realizados a partir de pequeños formatos y nuevos materiales. En esta exposición la particularidad de sus dibujos aparece a través de otras técnicas como la talla, las incrustaciones, el modelado o los pulimentos.

Es interesante la ausencia de obra sobre papel en Canto Blando, sobretodo tratándose de una artista que en los últimos años ha revolucionado el mundo del dibujo.

Ocurre siempre en la obra de Elena Alonso una curiosa tensión entre la pulcritud de su trabajo, la belleza de sus composiciones y la incertidumbre a la hora de explicar que es exactamente lo que uno esta viendo. Es quizá esta extraña asociación de armonía y paradoja la que genera una atmósfera propicia para algo que podríamos denominar como platonismo trágico.

A veces da la sensación de que la obra de Elena hace referencia a un universo subyacente que de alguna forma u otra hemos olvidado o sencillamente escapa a nuestra atención.

Es interesante el hecho de que Alonso desde sus inicios deja claro que lo que busca es la afectividad con aquello que nos rodea. Las obras de Elena son en definitiva herramientas para renovar y enriquecer nuestra relación amorosa con el mundo.

¿Que más decir sin emborronar demasiado una obra que ya es impecable?

Quizá mencionar que esta exposición es también en cierta medida una introspección de orfebrería antes de una dura batalla con lo colosal.

Simultáneo a nuestro debut en ARCO Elena Alonso presentará en febrero una intervención site specific en la nave de Abierto x Obras de Matadero donde de nuevo la veremos afrontar grandes formatos y titanes psicológicos.

En cada nueva exposición Elena Alonso parece decirnos “¡No te confundas!” y nos obliga a abandonar cualquier caracterización que nos permita reducir o delimitar el objeto de su obra.

Y sin embargo nunca deja de señalar hacia una misma estrella, un lugar que la hace única y al que solamente se puede acceder a través de su trabajo.

​

​

Jacobo Fitz-James Stuart

bottom of page